jueves, 12 de abril de 2012

23 de Enero: Liderazgo

La presentación de esta clase ha sido muy breve, desde un primer momento, el profesor nos ha llamado a participar, reuniéndonos en corro, de pie, para comenzar la primera actividad. A continuación presento las actividades realizadas durante esta sesión:



1. El director de orquesta


Partiendo de un corro formado por todos los alumnos y el profesor, de pie y en “posición neutra” (pies juntos, brazos relajados cayendo a los lados del cuerpo), hemos realizado un sencillo ejercicio de atención y ritmo, dando palmadas según las indicaciones del profesor, que actuaba como director de orquesta. Para ello, hemos tenido que concentrarnos y prestar total atención a su posición y gestos. Cuando hemos dominado este primer ejercicio, hemos ido realizando variantes algo más complicadas, como dividirnos en dos grupos, cada uno de los cuales debía obedecer a una mano del director, y más adelante, sustituir la palmada por la voz, dividiéndonos en cuatro grupos, cada uno de ellos pronunciando una palabra parecida: “rusia”, “prusia”, “fuxia” y “murcia”. Además de modificar el ritmo y el orden de los grupos, también hemos llegado a variar la altura de las voces, dependiendo de los gestos y la altura de la mano del director.


Una vez realizado estos ejercicios, hemos analizado la postura, actitud y movimientos llevados a cabo por el director, destacando tres aspectos:

- Posición inicial. De pie, en posición neutra, el director espera en silencio a que todos le prestemos atención, sin necesidad de llamarla por medio de voces o gesticulación.

- Referencia óptica. Es necesario que todos nosotros le observemos y sepamos realizar lo que nos indica sólo a través de esta observación: Han dejado de ser necesarias las explicaciones verbales para realizar el ejercicio.

- Línea imaginaria. Esta línea es la que marca la situación de las manos en la posición inicial. Se encuentra aproximadamente a la altura de nuestro ombligo, de tal manera que el brazo se doble formando un ángulo recto y las manos quedan extendidas como si estuvieran apoyadas en la línea, a la que comparamos, para imaginarlo mejor, con una mesa de metacrilato. Cuando el director realiza algún movimiento, debe ser claro y preciso, por lo que mueve el brazo completo, desde el hombro, marcando las posiciones para no inducir a error.

Reflexión:
De esta actividad podemos extraer varias conclusiones aplicables a nuestro trabajo con niños. En primer lugar, y a pesar de no formar parte explícita de la actividad, la actitud del profesor es interesante de analizar: A todos nos ha sorprendido su pose seria y estricta, hasta el punto de estar desconcertados y no saber muy bien cómo reaccionar. Este desconcierto es el que ha permitido el gran dinamismo de la actividad, y que permaneciésemos atentos y concentrados en lugar de dispersarnos, algo que habría sido probable en una situación más distendida.
Además de su actitud seria, también destacan la postura recta y los gestos claros y bien definidos, que han permitido seguir los ejercicios con precisión, así como su atención a cada uno de nosotros, ya que detectaba cualquier desviación de postura o ritmo y nos corregía rápidamente.
En algunos momentos, el profesor ha “pasado” su rol de director a alguna de sus alumnas, que ha actuado de ejemplo para que nos fijásemos más en qué se debe y qué no se debe hacer para guiar y no confundir a los compañeros.
En resumen, esta actitud, con todos los aspectos que he ido destacando, ha permitido al profesor tomar una posición de liderazgo, y en todo momento tener el control de lo que hacíamos. Esta capacidad de dirigir y controlar es fundamental para la enseñanza en todos los niveles del sistema educativo, pero creo que lo es incluso más durante la Etapa de Infantil, ya que los niños más pequeños se distraen con mayor facilidad, y es necesario que contemos con todos los recursos posibles para llamar su atención.


2. Pasa la palmada

Después de esta actividad, y todavía en corro, hemos realizado un juego que consistía en recibir y pasar una palmada a los compañeros situados a ambos lados. A medida que el juego iba avanzando, el profesor ha introducido nuevas normas en el juego, como la eliminación de las personas que fallasen, o la complicación del juego: Hemos comenzado pasando sólo una palmada, para luego ir haciéndolo más complejo con cambios de sentido (dos palmadas), y luego añadiendo la patada en el suelo simple y la doble para cambiar de sentido también.

Reflexión:
Este juego está relacionado con el anterior, en el sentido de que se sigue trabajando en gran grupo, en corro y de pie, y que además se trabajan capacidades parecidas como atención, concentración y ritmo, añadiéndose otros como la memoria, la coordinación y la direccionalidad. Como en el caso anterior, el liderazgo del profesor ha jugado un papel primordial en el desarrollo del juego: Hemos comenzado la actividad jugando, y la hemos terminado también jugando. Es decir, no ha sido necesario perder el tiempo en explicaciones ni explicitación de normas, sino que, a partir de un simple “pásalo” y una palmada, el juego se ha puesto en marcha, y hemos ido aprendiendo las normas a medida que íbamos jugando, sin que hiciese falta mandar sino sólo con el modelo del profesor, que nos daba órdenes implícitas mediante su acción. Mientras tanto, no sólo añadía retos al juego, sino que también mantenía la dinámica, mandando callar al que se despistaba y echando fuera del corro a quien se equivocaba.
En cuanto a la aplicación a la etapa de Infantil, tanto esta actividad como la anterior tienen un gran interés por la razón de que no se necesita ningún material específico ni preparación previa para realizarlas, por lo que podremos desarrollarlas en cualquier momento, por ejemplo, para lograr la atención de los niños antes de introducir una actividad más densa que requiera mucha concentración, se podría dedicar un tiempo breve a realizar un juego de este tipo. Y en cuanto a la adecuación a las capacidades de los niños, es muy fácil adaptarlas, ya que no tienen una estructura fija, sino que lo que hemos realizado han sido modelos básicos a partir de los cuales podemos introducir las variaciones y normas que nos parezcan más adecuadas para la edad de nuestros alumnos.


3. Introducción al Diapasón

La última actividad realizada durante esta sesión ha sido la de la presentación de un diapasón. Lo primero que tenemos que saber para utilizarlo, tanto en calidad de alumnos como de maestros es:

¿Qué es un diapasón?
Es una pieza metálica, generalmente de acero, en forma de U con una barra unida a su base, que en el caso del diapasón que hemos visto, termina en una pequeña bola.
¿Cómo funciona?
Se golpea suavemente una de las ramas de la U, de manera que comiencen a vibrar. La barra unida a la base y la bolita servirán para conducir y amplificar el sonido, lo que se logra apoyándolo en una superficie rígida que sirva como amplificador. Aunque hay distintos tipos de diapasón, el visto en clase y más utilizado es el llamado “La 440”, ya que genera una nota “La” de 440 Hz de intensidad.
¿Para qué sirve? 
El diapasón nunca pierde su afinación, por lo que se utiliza como referencia para afinar, a través de la comparación, tanto los instrumentos musicales como la voz. En las orquestas, el oboe se afina con respecto al diapasón de “La 440”, y luego toda la orquesta afina con respecto al “La” del oboe.

El siguiente enlace lleva a una página en la que se pueden observar los tres tipos de diapasón, el de 329,6 Hz, el "La 440 Hz", y el de 523,3 Hz. Pulsando en ellos se puede escuchar la nota que generan.
Ir a la página de Diapasón Online

Una vez conocida la naturaleza y utilidad teóricas de esta herramienta, hemos realizado algunos ejercicios para explorarlo nosotros mismos, realizando en primer lugar una rueda en la que cada uno golpea el diapasón y escucha tanto a la altura de las varillas como de la bolita del final. Después, intentamos cantar la nota “La” a la vez que la oímos.
A continuación, el profesor nos ha propuesto algunas maneras de experimentar con el diapasón con los niños, utilizando a algunas compañeras de ejemplo: Tapándose los oídos, lo escuchan al apoyar la bolita en la cabeza, ya que el cráneo transmite la vibración, y, a partir de ahí, y conociendo esta capacidad de nuestros huesos, encontrar maneras más complejas de transmitir el sonido, tapándonos un oído con la mano y otro con la muñeca, y apoyando el diapasón en el codo, o realizando cadenas de transmisión entre los huesos de distintas personas (codo, muñeca, tobillo, rodilla…).

Reflexión:
Antes de esta clase, no sabía lo que era un diapasón, ni mucho menos cómo funcionaba ni para qué servía. Su uso puede ser interesante en Infantil para tratar contenidos como el sonido, los tipos de sonido, los instrumentos y los materiales de que se componen… Además, puede ser una manera de comenzar a trabajar el oído musical y la afinación de los pequeños.
Pero, en mi opinión, la relevancia principal de esta actividad no se encuentra en el diapasón en sí, sino en la capacidad que debe tener el maestro de hacer que la presentación de cualquier objeto o contenido sea mágica. A partir de la simple herramienta del diapasón, de sus cualidades y su forma, hemos visto una muestra de lo que se puede hacer con él para descubrirlo y entenderlo, pero habría otras muchas formas de hacerlo, y lo mismo ocurre con cualquier cosa que queramos presentar en el aula. Como he comentado antes, yo ni siquiera sabía qué era un diapasón antes de esta clase, y a través de juegos tan sencillos y una breve explicación, se ha despertado mi interés por él y he entendido los conceptos fundamentales acerca de él.

4. Tarea: 

Análisis de los gestos y posturas de un director de orquesta

Como conclusión de esta sesión dedicada en gran parte a la capacidad de liderazgo que debe tener el maestro, la actividad propuesta para realizar en casa es la de visualizar y analizar los gestos que realiza un director de orquesta antes de comenzar el concierto.
En los distintos vídeos que he encontrado, he observado que cada director de orquesta realiza gestos diferentes cuando va a comenzar el concierto, aunque todos lo hacen con un mismo significado. En resumen, el patrón es siempre el mismo:
- El director entra y saluda
- Se coloca en posición, esperando para asegurarse de que los músicos le han visto y le prestan atención. En este momento puede realizar distintas acciones, como permanecer quieto con las manos cruzadas, o señalar a la orquesta moviendo el dedo o las manos.
- Junta las manos y a continuación las separa como preparación, marcando de esta manera la posición inicial.
- Vuelve a juntar las manos, marcando un pulso hacia arriba, y separando luego las manos para dar comienzo a la música.

Ver “Itay Talgam: Liderar como los grandes directores de orquesta”

Buscando en Internet vídeos para realizar este ejercicio, he encontrado un vídeo muy interesante en el que un director de orquesta israelí que además se dedica a asesor de negocios analiza el estilo de seis grandes directores del siglo XX, sus gestos y su significado, así como su modo de liderazgo. El hecho de estudiar el liderazgo a través de los modos en los que un director dirige a su orquesta tiene un significado claro: Los directores de orquesta son el ejemplo más claro de líder, ya que son los responsables de crear armonía perfecta sin decir ni una palabra, sólo a través de su gesto y su postura. En el trabajo del profesor, de igual manera, la mitad del camino estará hecho si logramos transmitir este puesto de líder a través de nuestro lenguaje corporal.

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